Esta semana celebramos el cumpleaños de uno de los personajes más entrañables y universales de todos los tiempos: Mickey Mouse. Creado por el visionario Walt Disney hace ya ocho décadas, este pequeño y astuto ratoncillo de cabeza ovalada y orejas igualmente redondas sigue siendo todo un icono del universo de fábula que su creador ideó para grandes y pequeños.
Quien en un principio iba a ser un conejo de largas orejotas llamado Mortimer, hizo su primera aparición en la gran pantalla en LOCOS POR LOS AVIONES (1928), un cortometraje de animación sonoro en blanco y negro. El éxito fue tal que no tardaría en llegar el quizá más recordado (y al que erróneamente se le suele atribuir ser el primero), STREAMBOAT WILLIE (1928), y otros títulos como GALLOPIN' GOUCHO (1929), MICKEY'S CHOO-CHOO (1929), THE CACTUS KID (1930) o LA TIENDA DE MASCOTAS (1933).
Posteriormente sus apariciones fueron siendo más esporádicas, sobre todo a raiz de que Disney se lanzara al largometraje sonoro y en color con BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS en 1937, y aunque a lo largo de las décadas son muchos los mediometrajes que han ido surgiendo protagonizados por el simpático ratoncillo (en especial, para conmemorar aniversarios o festividades navideñas), lo cierto es que el indiscutible largometraje de nuestro amigo sigue siendo y será FANTASÍA (1940), un musical lleno de color, luz y magia cuyo número más recordado sea, probablemente, la pieza titulada EL APRENDIZ DE BRUJO. Eso sin olvidar el inolvidable cameo que hizo en QUIÉN ENGAÑÓ A ROGER RABBIT (1988), dirigida por Robert Zemeckis...
Hay quienes le denostan por ser un símbolo del imperialismo capitalista tan americano como la Coca-Cola, sobre todo a raíz de los miles de millones que genera gracias al merchandising, así como sus múltiples parques temáticos y de ocio repartidos en todo el mundo. Pero lo cierto y verdad es que Mickey -fiel a su novia de toda la vida (Minnie) y a sus colegas de andanzas que desde muy pronto le acompañaron en muchas de sus aventuras (Donald, Goofy, Pluto, Chip y Chop o los ya casi olvidados Clarabella y Horacio)- , a sus ochenta primaveras, sigue sonriente, vitalista y sin nigún otro objetivo en la vida que el hacernos esbozar una sonrisa. Felicidades, amiguito.
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