CON MÓNICA GALLO & ISRA CALZADO LÓPEZ
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viernes, 16 de octubre de 2009

CURSO INTENSIVO DE HISTORIA Y FILOSOFÍA DE LA MANO DE AMENÁBAR

por ISRA CALZADO LÓPEZ.


Que Alejandro Amenábar es el cineasta más indómito de nuestro cine de los doce últimos años pocos lo niegan. Tras cinco largometrajes, a éste realizador que suspendió Dirección en la Facultad lo mismo le da un presupuesto de cinco que de cincuenta millones, tener bajo su batuta a estrellas de fama internacional -Nicole Kidman, Javier Bardem, Rachel Weisz- que o descubrir nuevos talentos de la pantalla -dio la alternativa a Eduardo Noriega y Fele Martínez, y los más veteranos Celso Bugallo o Mabel Ribera mucho le deben- , que navegar por géneros tan diferentes entre sí como el thriller de ABRE LOS OJOS, el drama intimista de MAR ADENTRO o ahora esta crónica histórica titulada ÁGORA: tiene un talento visual innato, es un excelente narrador de historias y nunca pierde la autoría de su obra, para bien o para mal.

Y una vez más, Amenábar -como hace siempre- sale airoso de este más-difícil-todavía, invitando al espectador a que adopte un insólito punto de vista extraterrestre -como si fuésemos observadores de un curioso hormiguero azul- sobre lo acontecido en el Egipto romano del siglo IV d.C., cuando las tensiones sociales y los fanatismos religiosos entre paganos, judíos y cristianos, dieron lugar a unos trágicos sucesos, entre ellos la destrucción de la mítica biblioteca de Alejandría.

Sin embargo, no sé por qué salgo de la proyección de ÁGORA con una sensación distinta a los cuatro largometrajes anteriores del director. No sé si, como en tantas otras ocasiones, es producto de haber consumido previamente una promoción errónea de la película: uno ve los tráilers y teasers antes de entrar en la sala y puede ir predispuesto a ver un GLADIATOR, cuando lo que nos proponen es más bien YO, CLAUDIO, una historia repleta de dialecto, pensamiento, filosofía... es decir, priman más las reflexiones que los personajes se hacen del quiénes-somos-de-dónde-venimos-a-dónde-vamos que las escenas de batalla en masas -que haberlas haylas, y muy bien resueltas- . Eso y que el guión, aunque correcto y bien documentado -sin licencias extrañas de esas que Hollywood se suele tomar tan a la ligera- , oscila entre lo puramente cinematográfico y el documental dramatizado, sin llegar a definirse del todo por uno u otro lado de la balanza.

Son muchos los hallazgos fácilmente reconocibles en ÁGORA -competente trabajo de unos desconocidos secundarios que acompañan a la protagonista, maravillosa partitura compuesta por Dario Marianelli, estupenda puesta en escena de todos los elementos- , pero, insisto, no sé por qué no salí del todo convencido del cine. Estoy seguro de que con el tiempo -cuando pase toda la fiebre post-estreno y pueda verla reposadamente una segunda vez- pondremos a esta obra en su lugar correspondiente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Francamente, yo salí del cine encantado. Quizá es cierto eso de que lo que te gusta una película depende en gran parte de lo que te esperas de ella. A mí las críticas varias me habían pintado un buen reportaje documental con unos personajes muy llanos y sin ningún carisma. Tuve el gran placer de comprobar cuán equivocados estaban.

Sí se equivocaron, pienso yo, en darle tanto bombo a la interpretación de Rachel Weisz. La mujer está soberbia en su papel, no digo yo que no. Pero en mi opinión, los dos secundarios que la acompañan (Minghella e Isaac) están muchísimo mejor, especialmente el primero.

Esto, y la habilidad de darle a la película el ritmo y el tono ni más ni menos que la película pide (saber eso es un auténtico don) es lo que hace de esta una nueva obra maestra del genio de Amenábar.

El propio Amenábar ha dicho que Spielberg (a quién le gustaría parecerse, según sus palabras) tuvo su primer fiasco en la quinta o sexta película, así que reconoce que el suyo puede estar próximo. Hasta entonces, sigamos disfrutando del que, yo personalmente creo que es con mucho, el mejor director español de cine de la historia.