"[...] Considero que a mi vida cinematográfica debe ponerse fin, pienso que es mucho mejor poner uno el punto final que no que te lo pongan". Con estas palabras anunciaba ayer Manuel Gutiérrez-Aragón, por sorpresa y a bocajarro, su retirada como realizador cinematográfico. El cineasta cántabro, de 66 años de edad, lanzaba este anuncio en rueda de prensa tras unas conferencias en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, donde se proyectó su película VISIONARIOS, ante el estupor tanto de los asistentes como del resto de participantes en las jornadas, entre los que se encontraban Karra Elejalde, Ingrid Rubio, Emma Suárez y Eduardo Noriega.
Gutiérrez-Aragón ha dirigido 26 largometrajes. Tras realizar los cortos de ficción EL ÚLTIMO DÍA DE LA HUMANIDAD (1969), HANSEL Y GRETEL (1969), CÁTEDRAS AMBULANTES (1970) y el corto documental EL CORDOBÉS (1971), debutó en la dirección de largometrajes con HABLA, MUDITA (1973), a la que le siguieron, entre otras, DEMONIOS EN EL JARDÍN (1982), LA MITAD DEL CIELO (1986), EL REY DEL RÍO (1995) o COSAS QUE DEJÉ EN LA HABANA (1997). Realizó para TVE la adaptación a la pequeña pantalla de la miniserie EL QUIJOTE, DE MIGUEL DE CERVANTES (1991), que le daría pie para llevar años más tarde al celuloide EL CABALLERO DON QUIJOTE (2002). Este mismo año estrenaba la que se ha convertido en su última cinta, TODOS ESTAMOS INVITADOS.
"Me quedan cosas por contar, pero las puedo contar en privado [...] Más o menos pienso que esto se acabó, el cine me ha dado mucho y estoy muy agradecido y muy contento pero creo que se debe poner punto final en algún momento", sentenció el realizador, quien dejó entreabierta la posibilidad, aunque remota, de volver a colocarse tras la cámara en un futuro.
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