De la televisiva 7 vidas a la Concha de Plata a la Mejor Actriz en el pasado Festival de San Sebastián por su trabajo en Siete mesas de billar francés. Parece que en el caso de la actriz Blanca Portillo el 7 es, más que nunca, el número de la suerte.
El pasado día 15 estuvo en los Encuentros de Otoño que organiza la Diputación de Guadalajara y aprovechamos para conocer a la Portillo, la actriz, pero también a Blanca, la que de pequeña no se imaginó llegar a donde está hoy. "No, yo decidí ser actriz a los 17 años; antes no me lo había planteado para nada. Lo descubrí cuando no sabía lo que quería hacer. Cuando por primera vez me subí a un escenario, me dí cuenta de que exactamente eso era lo que más satisfacción me podía dar y no me equivoqué. No me he aburrido de ello desde hace 25 años".
El pasado día 15 estuvo en los Encuentros de Otoño que organiza la Diputación de Guadalajara y aprovechamos para conocer a la Portillo, la actriz, pero también a Blanca, la que de pequeña no se imaginó llegar a donde está hoy. "No, yo decidí ser actriz a los 17 años; antes no me lo había planteado para nada. Lo descubrí cuando no sabía lo que quería hacer. Cuando por primera vez me subí a un escenario, me dí cuenta de que exactamente eso era lo que más satisfacción me podía dar y no me equivoqué. No me he aburrido de ello desde hace 25 años".
La fama le ha llegado con la televisión y el cine, pero no puede evitar esbozar una sonrisilla cómplice cuando habla de su gran pasión: "El teatro, aunque sea un medio minoritario. Y eso hay que asumirlo; por muchas funciones que yo haga nunca alcanzaré a tener el número de espectadores que tiene una serie en una sola noche o que tiene una película durante un mes; eso lo sabes desde el principio, y se asume. Pero hay un público fiel que va al teatro, y que aunque sea minoritario por eso no hay que despreciarlo, ni muchísimo menos. Es lógico que si tú haces una serie y esa noche la ven cinco millones de espectadores, evidentemente tiene una repercusión que no tiene el teatro. Pero es otro calado, para mí es otro calado el que tiene el escenario, no es que sea lo que más me gusta, es que es lo único de lo que nunca podría prescindir".
Nos confiesa que todos sus personajes la han marcado, algunos de manera muy especial: "Son como cicatrices que no duelen". Afable, cercana, Blanca Portillo nos desveló la trama de la película que desde hace semanas rueda en la prisión de Guadalajara, El patio de mi cárcel, a las órdenes de Belén Macías y junto con Candela Peña.
No pudimos evitar tantear su opinión acerca de la polémica que aún colea entre la Academia y los cortometrajistas: "Lo peligroso hubiera sido que eliminaran ese premio. [...] A mí me parece injusto, y sobre todo por la razón que han dado, que es para que (la gala) se aligere... [...] El cortometraje es un medio en sí mismo, valiosísimo, parece que es como el hermano pequeño del cine, y se hacen productos de una calidad increíble [...]" 
Pedro Almodóvar, Gracia Querejeta, Agustín Díaz Yanes... y Milos Forman, con quien rodó la internacional Los fantasmas de Goya. ¿Le atrae Hollywood a Blanca Portillo? "¿A mí? (ríe) A mí me tira un buen proyecto, una cosa bonita, apetecible, y de alguien que crea en mí. Me da igual si viene de la China capuchina o de Hollywood, me da igual. No es eso; lo importante es que sean trabajos interesantes y atractivos".
Ahora, tras muchos años de tablas a sus espaldas, comienza a recoger sus frutos en forma de premios. Entre sus próximos proyectos, además de finalizar El patio de mi cárcel, está repetir con Almodóvar.
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