por ISRA CALZADO LÓPEZ.

Fue ya hace nueve años cuando el singular
Bryan Singer puso en marcha la franquicia
X-MEN, a partir de los cómics
Marvel de
LA PATRULLA X, y dio un innovador impulso al hasta entonces aletargado cine de superhéroes: les dio estilo, profundidad, carácter, sin dejar de lado el sentido de la acción y de la aventura que se les presupone pero que parecían haber perdido gracias, sobre todo, a films tan olvidables como
LA SOMBRA (Russell Mulcahy, 1994),
THE PHANTOM. EL HOMBRE ENMASCARADO (Simon Wincer, 1996) o
SPAWN (Mark A. Z. Dippé, 1997), así como los
BATMAN perpetrados por Joel Schumacher a finales de los noventa.
A partir del primer
X-MEN, tanto
Marvel como
DC Comics renacieron cual ave fénix de sus cenizas de papel al reencarnarse en celuloide, y así nos ha ido llegando posteriormente, con bastante éxito, nuevas franquicias como las de
SPIDER-MAN (Sam Raimi, 2002-2004-2007),
HULK (Ang Lee, 2003; Louis Letterrier, 2008),
IRON MAN (Jon Favreau, 2008-2010) y, sobre todo, las soberbias
BATMAN BEGINS (2005) y
EL CABALLERO OSCURO (2008), ambas de Christopher Nolan.
El propio Singer ponía su granito con la excelente
X-MEN 2 (2003), pero la
Twentieth Century Fox le largó de mala manera -a pesar de las magníficas críticas y los buenos resultados en taquilla- cuando supo que el cineasta estaba negociando con la
Warner para reflotar otro clásico y no le dejó rematar como es debido con la tercera y última entrega. Resultado: pusieron a
Brett Rattner -
HORA PUNTA,
FAMILY MAN,
EL DRAGÓN ROJO- al frente y la pifió con la insulsa
X-MEN: LA DECISIÓN FINAL (2006), mientras que a Singer no le fue mejor con la inesperadamente aburridísima
SUPERMAN RETURNS (2006).

Ya entonces se empezó a especular con los futuros estrenos de
spin-offs: que si una peli de Magneto, que si otra de Cíclope, etcétera. Y hoy, por fin, nos llega el primero de esos hipotéticos proyectos, quizá el único que de verdad cobró fuerza, y que está inspirado en el personaje posiblemente más carismático: James Logan, alias Lobezno.
X-MEN ORÍGENES: LOBEZNO, como buena precuela, arranca muchos años antes de lo acontecido en el primer largometraje para relatarnos en imágenes una historia que más o menos ya conocíamos: cómo Logan se pasó media vida huyendo -por su condición freak, se entiende- , cómo combatió en todas las grandes contiendas de finales del siglo XIX y del XX -los incondicionales del original echarán de menos el episodio de la Guerra Civil Española- , cómo fue reclutado por el maquiavélico William Stryker, los experimentos con el
adamantium... es decir, que nos encontramos, como suele ser en estos casos, con una cinta bastante previsible ya que sabemos de antemano cuál es el destino del héroe. Ante esto, uno no puede evitar preguntarse: ¿era necesaria esta película?
Hay que agradecer que, al menos, el film no pretende ser más de lo que es: un ligero e intrascendente entretenimiento. El hoy popularísimo
Hugh Jackman ha querido debutar como productor con esta cinta hecha a su medida -no en vano le debe muchísimo a este personaje, que fue el que le lanzó a la fama- , pero al menos se ha preocupado de que esta producción haga gala de una buena factura, una cuidada puesta en escena, escenas de acción bien coreografiadas -p. ej. la batalla final en la boca de la gran chimenea- , guiños a los fans -con cameos de Cíclope y del profesor Xavier- y una estupenda banda sonora, elementos que habitualmente se trabajan lo justo y necesario en este tipo de productos y que aquí, al menos, se han tomado la molestia de darle una cierta personalidad. Lástima que lo que flaquee sea precisamente el guión, con diálogos a veces un tanto banales y un tercer acto que recuerde demasiado a la segunda entrega de la saga -con ese rescate de niños mutantes en el laboratorio secreto de Stryker- .

En resumen,
X-MEN ORÍGENES: LOBEZNO resulta completamente intrascendente, que no aporta nada nuevo ni a la serie ni al cine de superhéroes, pero que abre la veda de estrenos estivales 2009 y lo hace con buen gusto, con cierto estilo, un complemento perfecto para nuestro refresco y nuestras palomitas.
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