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En 1979 comenzaba su carrera en solitario con el álbum OFF THE WALL, producido por Quincy Jones -nuevo gurú, por aquel entonces, de la nueva música negra- , cuyos singles DON'T STOP 'TILL YOU GET ENOUGH y ROCK WITH YOU rápidamente alcanzaron el top ten en las listas de éxitos.
Pero sin duda su mayor logro llegaría en 1982, con el lanzamiento de THRILLER, el álbum más vendido de todos los tiempos: BEAT IT, BILLY JEAN o THE GIRL IS MINE -a dúo con su amigo Paul McCartney- formaban parte de este inolvidable disco, y el tema que daba nombre al título, todo un homenaje al cine de terror y de monstruos de la Hammer de los años cincuenta -con cameo incluido de Vincent Price poniendo voz a un terrorífico epílogo- , no sólo destrozó todos los esquemas de la música pop, sino que dejó para la posteridad una excepcional pieza de doce minutos dirigida por John Landis, a medio camino entre el cortometraje y el videoclip, con unas inolvidables coreografías mil veces imitadas y homenajeadas.

Tanto le picó el gusanillo de ponerse delante de una cámara que en 1988 le dio por meterse a actor y perpetró el largometraje MOONWALKER, un extraño e incomprensible producto audiovisual mitad videoclip, mitad aventura infantil, a mayor gloria del lucimiento como bailarín de su protagonista pero que, al menos, nos dejó una secuencia musical de las más chulas que se recuerdan, la del bar estilo años treinta de SMOOTH CRIMINAL.
Tras este patinazo -que no defienden ni sus más aférrimos fans- , rápidamente

A partir de aquí, el declive: las acusaciones de pederastia, el extraño anuncio de su boda con Lisa Mary Presley -hija del mítico Elvis- , rumores estrafalarios -que si se vestía de mujer, que si dormía en una cámara de oxígeno para mantenerse joven, que si guardaba en su casa el esqueleto del hombre-elefante...- y súbitas cancelaciones de conciertos y giras empañaban la carrera de quien intentaba frenar el paso del tiempo haciendo peaje por el quirófano.
1995 le brindó la oportunidad de resarcirse con su público con la publicación, por vez primera, de un ansiado recopilatorio -que hasta entonces siempre había rechazado- de grandes éxitos, que iría acompañado de un segundo disco con temas completamente nuevos: HISTORY. Aunque vendió de nuevo millones de copias, gracias sobre todo a la primera parte del álbum, lo cierto es que sus nuevas canciones no gustaron a nadie, a pesar de que algunos cortes como YOU'RE NOT

Hubo más discos, sí, como BLOOD ON THE DANCE FLOOR o un nuevo recopilatorio, MICHAEL JACKSON ONES, pero el sueño parecía roto. Los últimos años han sido un ir y venir de divorcios, segundos matrimonios, obsesión enfermiza por los virus -era habitual verle en público, y al margen de la climatología, siempre bajo un oscuro paraguas, mascarilla y gafas de sol- , niños asomados al balcón, juicios y, por último, ver cómo las deudas le obligaban a tener que subastar Neverland (Nunca Jamás), su impresionante mansión/zoo/parque de atracciones que nada tenía que envidiar a su adorado Disneyworld.
Hoy, como decimos, nos ha dejado un genio y un mito. Lástima que su personalidad nuna estuviera a la altura de su duende. Pero siempre nos quedará su música, una auténtica gozada llena de talento, inspiración, y sentimiento. E.P.D.
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